Este libro llegó a mis manos, supongo que tendría unos 13 o
14 años, por la insistencia de una amiga que me decía que era genial y que a
veces, tan sólo leía el último par de hojas porque le encantaba el desenlace
final.
Así que decidí leerlo. Y leerlo, y leerlo, y releerlo, y que
nadie me lo pierda! (me río al escribir esto y recordar ese enamoramiento por
aquel libro violeta de mi estantería) porque es esa historia que me hizo llevar
por calles pisadas con mis propios pies o, al menos, alcanzables fácilmente y
recorrerlas más adelante; me hizo pensar en cosas hasta ese momento
desconocidas por falta de experiencia, de información y de madurez emocional.
Casualmente,al igual que la autora de Chis y Garabís,
el autor de este libro también es de Madrid: Alfredo Gómez Cerdá, quien con 30
años fue cuando escribió su primer libro y confiesa que ya no ha podido dejar
de escribir en su mente constantemente y en el papel, lo cual le ha llevado a
ser un literario infantil y juvenil con más de 80 libros publicados en varios
idiomas, entre los que mencionaré Las Palabras Mágicas con el que ganó
el segundo premio de El Barco de Vapor (España 1982).
Hago mención también del libro Apareció en mi ventana (Premio
El Barco de Vapor en 1989), que en Italia se publicó como Aparve ella
mia finestra otorgándole también el premio Il Paese dei bambini (Italia
1994). Libros que también
forman parte de mi biblioteca particular, fantásticos y maravillosos, y
que si queréis
podemos comentar en otro post, junto a la literatura infantil actual.
El libro Pupila de Águila (publicado en 1989) fue
Premio Aureliano Buendía del IES (Instituto Enseñanza Superior) Las
Lagunas, Madrid, 2003.
Según cuenta en el libro, “pupila de águila" es el nombre
de una canción que le encanta a la protagonista, por influencia de su hermano
fallecido en extrañas circunstancias, de la cantautora chilena Violeta Parra
-os animo a que escuchéis la canción-. Pero, en la novela, este título también
oculta el nombre de algo más.
Es decir, el autor introduce una historia ficticia dentro de
un entorno, datos y situaciones reales.
Pupila de Águila trata de la amistad que
surge entre dos adolescentes que viven en Madrid, Martina e Igor, con vidas
distintas a nivel social, familiar y económico. Se ven involucrados en un
problema un tanto peculiar y que, a priori, es demasiado serio para su edad.
Mientras tanto, el autor refleja claramente las calles de Madrid, la estación
Sur de trenes/autobuses, la Casa de Campo y su viejo (en aquel entonces y ahora
también) teleférico, el deporte, los vicios insanos, los amigos, la soledad y
la alegría que a cada uno le suceden por distintos motivos, el gusto por la
música y los instrumentos, lo difícil que es que te escuchen por edad a nivel
laboral, familiar,etc.
Cuando lo leía me identificaba con ambos personajes
alternativamente, pues nada es lineal y como en la mayoría de las historias que
hablan de lo que está bien y lo que es incorrecto, al final hay parte de bueno
y malo dentro de todos nosotros. Bajo mi punto de vista, somos dueños, en la
mayoría de ocasiones, de qué parte de ellas queremos darle mayor énfasis (tal y
como explica Sirius a Harry Potter
en Harry Potter y la orden del Fénix (2003):<<Todos
tenemos luz y oscuridad en nuestro interior, lo importante es la parte que
queremos potenciar>>.
Recientemente, ha habido una saturación en el mercado
literario y cinematográfico sobre historias de adolescentes que, aún, siendo
poco realistas de forma literal, no dejan de calar en los sentimientos
profundos que uno siente cuando transcurre esa temporada de locura hormonal y
paso de niño a tener responsabilidades de adulto.
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